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lunes, 25 de enero de 2010

Las facciones de Mayo

Posted on 5:57 by Jorge


La supuesta historiografía nacional ha logrado instalar no tan sólo alteraciones interpretativas, sino auténticas falacias cuyo único fundamento son los enconos que uno u otro protagonista histórico pudiese tener, estas imprecisiones que escasamente pueden resistir un análisis científico parten con el mismo 25 de mayo de 1810 y las zonceras que sobre las facciones actuantes se sostienen, en concreto, el supuesto enfrentamiento entre saavedristas y morenistas es un invento ridículo que solo puede sustentarse en las cuestionables afirmaciones de Saavedra en su “Memoria autógrafa” y de los miembros de la Sociedad Patriótica tras la prematura muerte de Mariano Moreno.
Unos y otros se encontraban interesados en sobredimensionar la importancia de personalidades cuyo peso real en los sucesos de Mayo fue relativamente marginal, el 25 de mayo de 1810, morenistas y saavedristas simplemente estaban ausentes, tanto el uno como el otro fueron instrumentos de las facciones en pugna y de los juegos de poder posteriores al golpe. ¿Cuáles eran las facciones de Mayo? Aún hoy es difícil decirlo, gran mérito de ello está en la ausencia de una historiografía nacional, pero, sin embargo, el problema real radica en la complejidad de los intereses que se entrecruzaban, intereses que, por ejemplo, llevarían a Artigas desde su actuación en la represión del juntismo a convertirse en el mayor y más claro defensor de la causa americana.
Globalmente, se podría hablar de tres orientaciones cuyos intereses concurrirán en los sucesos de Mayo, a su vez, estas orientaciones responden a grupos específicos de los sectores sociales presentes en la vida colonial.
Aunque enormemente influyente, el grupo menos relevante para los sucesos de Mayo es el de los comerciantes. En términos generales, este grupo, ligado a la intermediación parasitaria del juego de importaciones y exportaciones, tendrá como único objetivo lograr pautas de libre comercio que le permitan acceder a tasas de ganancias mayores que las impuestas por las restricciones aduaneras del régimen virreinal. Su interés o no en la emancipación era simplemente circunstancial, dónde las aspiraciones de independencia sólo le favorecían. El peso posterior de este sector será gravoso para la historia argentina, ya allí, vemos a un grupo de intermediarios portuarios y una lacra de doctorcitos que los secundan que se constituyen como un peligroso poder tras el trono. Sin embargo, si bien esta clase comerciante adherirá mayoritariamente al golpe cívico-militar del 25 de mayo, lejos estará de provocarlo y menos aún de conducirlo, simplemente advirtió en él una buena posibilidad y adhirió en las postrimerías de su preparación.
Si la postura de la clase comerciante fue meramente oportunista, el sector cuya acción fue más decidida es el de la pequeña burguesía profesional vinculada a la burocracia colonial, este grupo, a diferencia de los doctorcitos a sueldo de los importadores-exportadores, desarrollará su carrera y su prestigio en la gestión pública. Las principales figuras serán Juan José Castelli, antiguo regidor del Cabildo y secretario suplente del Consulado, Manuel Belgrano, secretario del Consulado, y Juan José Paso, agente fiscal de la Real Hacienda y profesor del Real Colegio San Carlos. Sin dudas, este grupo aportará la visión más completa y profunda a las jornadas de Mayo, la pasión de Castelli y el afán organizativo de Belgrano, respaldados por el enorme prestigio de Paso, darán forma a lo más activo de los golpistas. Sin embargo, su limitación estaba en las propias bases que se hallaban circunscriptas a la juventud acomodada de la capital virreinal, su democratismo era en gran medida abstracto y carente de un sujeto histórico, ni el decidido apoyo del militar Domingo French, organizador de los “chisperos”, primero, y del Regimiento de la Estrella, más tarde, logró revertir su carencia de apoyos entre quienes eran los actores decisivos del golpe, es decir: los orilleros y las milicias.
La tercer orientación será la forma embrionaria del partido de los hacendados porteños. Terratenientes de fortuna y comerciantes por mérito propio, devenidos en jefes militares de la aldea en armas en que se convirtió Buenos Aires tras las invasiones inglesas. Si Martín Rodríguez fue el más claro exponente de esta orientación, su figura arquetípica es Juan Martín de Pueyrredón, el cual no participa del golpe por hallarse en Río de Janeiro entablando relaciones con el partido carlotista. Como tiempo después será Rosas, Pueyrredón era una suerte de aristócrata criollo pero también un líder popular, hombre entregado al manejo personal de su hacienda había tejido una estrecha relación con las capas más bajas de la población, es decir, los orilleros y las gentes de la campaña, como demostró en el combate de Perdriel, era capaz de liderar hombres de las capas más bajas pero dispuestos a luchar hasta la muerte por la figura del hacendado que en el esquema semifeudal de la Colonia adquiría un rango paternal. La necesidad de poner a la población en armas ante la amenaza británica, puso a estos hacendados como líderes naturales de las milicias. La victoria sobre el invasor, la imposición de Liniers como Virrey el desbaratamiento del complot de Álzaga aseguraron, dentro de esta compleja alianza entre la oligarquía y los sectores populares, la convicción de que los criollos no necesitaban la tutela de los peninsulares y que estaban maduros para darse su propio destino.
La designación de Cisneros, en los sectores populares, fue resistida pues representaba una regresión de la autonomía alcanzada y demostrada. Sin embargo, en este embrión del partido de los hacendados porteños, las ideas enmancipatorias venían de larga data. En los hechos, compartían su clase con la pequeño burguesía profesional, su formación intelectual era muy similar, imbuida del pensamiento jesuítico y exaltada por las revoluciones burguesas de Estados Unidos y Francia. Sin embargo, dos cosas los separaban de la pequeño burguesía profesional. Por un lado, su asiento en una base social real dada por su prestigio en las capas más baja de la población y por su condición de jefes de las milicias criollas, es decir, a diferencias de Castelli o Belgrano, los hacendados contaban con los medios necesarios para ejecutar el golpe. La segunda diferencia venía dada porque tenían un interés económico real, lo suyo no era una mera abstracción liberal, sino que tomaban su conciencia como auténtica fuerza productiva del Virreinato.
Decaída la producción minera del Alto Perú, el poder de los hacendados titulares de curtiembres y saladeros crecía paulatinamente, poco a poco, se tornaban en el poder real de la Colonia, su propia conciencia de clase los hacía desear la toma de decisiones para sí y no para los peninsulares que actuaban como parásitos de la riqueza producida. Con Pueyrredón lejos, sólo le restaba encontrar una referencia capaz de generar los consensos que Rodríguez no lograba.
En estos sectores, cabe preguntar dónde participaban Moreno y Saavedra, pues, la respuesta simple es que en ninguno. Las posturas de Saavedra son de notoria y clara ambigüedad en los días previos al 25 de mayo, poco ayuda su “Memoria autógrafa” y la consabida frase sobre la madurez o no de las brevas. Sin embargo, Saavedra se había tornado en árbitro de la política virreinal por comandar el cuerpo más numeroso de cuántos se habían formado tras las invasiones británicas, como Comandante de los Patricios y tras su decisiva actuación para desbaratar el complot de Álzaga, resultaba una figura simplemente ineludible para el éxito de cualquier tentativa golpista.
Sólo circunstancialmente se puede vincular a Saavedra con una u otra de las facciones golpistas, si bien pertenecía a la misma clase que Pueyrredón y Rodríguez, su carácter lo había puesto siempre bastante lejos de las conspiraciones que ya desde el gobierno de Sobremonte se abatían sobre la autoridad virreinal. Se han supuesto ciertas simpatías por el carlotismo, pero, a ciencia cierta, son escasas las evidencias concretas. Por su parte, sus modos atemperados lo hacían una figura con prestigio incluso ante quienes exhibían una oposición radical al golpe, es decir, los funcionarios peninsulares y los comerciantes monopolistas, ello, sumado a su predicamento sobre las clases más bajas y su ineludible condición como titular del decisivo cuerpo de Patricios, lograban que Saavedra fuese el hombre justo para encabezar el golpe, el único inconveniente era su escasa predisposición y su particular visión de cuándo una breva está madura o no. ¿Saavedra promovió el golpe del 25 de mayo contra Cisneros? Más bien fue el hombre a convencer para que el golpe funcionara, ello se logró y la decisiva movilización de las milicias y los orilleros selló la suerte del régimen virreinal.
Por su parte, Moreno… Moreno… ¿Cuál fue su participación previa al 25 de mayo en la conspiración? Se han realizado notables esfuerzos por vincularlo al grupo de Castelli y Belgrano, pero son escasas las probanzas de ello. Se sabe a ciencia cierta de su participación en la conspiración de Álzaga contra Liniers, luego su intervención como funcionario de Cisneros y la redacción de la “Representación de los hacendados” en respaldo de una ordenanza de Cisneros que perjudicaba al monopolista Álzaga, de Moreno se sabe… Se sabe de sus constantes cambios de bando, a los cuales siempre adhería con igual efusividad, pero, lo cierto, es que hasta el 26 de mayo de 1810 no profirió ni una idea “patriota”, ni escribió una línea en el Telégrafo o en el Semanario, órganos de difusión del pensamiento revolucionario muy anteriores a la Gaceta, y, mucho menos, tuvo una participación destacada en el Cabildo Abierto del 22 de mayo. Por lo demás, su convocatoria a la Junta se suele adjudicar a su dominio de los idiomas, a su excelente relación con los agentes británicos y a su cercanía con Larrea. Cómo se convirtió un botarate en el más férreo defensor del jacobinismo es una intriga, pero mayor intriga resulta de saber cómo alguien que tuvo una participación totalmente nula en la semana de Mayo pudo haber tenido partidarios en aquel momento

2 Response to "Las facciones de Mayo"

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Jorge Says....

Y... Colo, primero que Pigna me muestre una documentación donde Moreno haya participado del partido revolucionario... Claro, el problema es que no existe más que el testimonio de terceros interesados... Además, después del Pepe Rosa, estoy segundo en la lista de NO admiradores del botarate de Moreno