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jueves, 6 de julio de 2017

...La verdad son los padres



Baudrillard nació francés y como no sabía que es ser gorila no temió contrarrestar aquella máxima de que la única verdad es la realidad. No, Jean no tenía la menor idea y nadie le dijo que no fuese funcional a la derecha cuando desarrolló el concepto de Hiperrealidad anunciando estos tiempos de posverdad donde la materialidad de las relaciones concretas es desplazada por la artificialidad del simulacro transformando aquella máxima en la única realidad es una verdad inaccesible porque nuestro acercamiento a ella está mediatizado por instrumentos culturales de construcción de sentido que nunca son neutrales.

¿Cuál es la realidad? Ninguna, nos queda procurar infructuosamente despojarnos de nuestra propia estructura apriorística con que nos acercamos a lo concreto de un hecho que revela la imparcialidad de una simple relación entre causa y efecto, en otros términos, los estrechos márgenes donde encontramos la verdad y la realidad es que sucedido A se produjo B, todo lo demás es construcción de sentido condicionada culturalmente.

¿La verdad? Son los padres…


miércoles, 5 de julio de 2017

...Un mundo mejor

Quizás es tan sólo que hace veinte años esperaba un mundo mejor, no eran sueños siquiera, sino la cotidianeidad misma con que en cada lugar dónde nos reuníamos coetáneos parecía cesar la extrema violencia y crueldad del mundo en que los hijos del Fin de la Historia crecíamos. Ninguna aspiración utópica, la mera expectativa razonable de que cuando rondásemos los cuarenta seguiríamos actuando de acuerdo a aquellos valores de nuestros veinte… No, no había nada ilusorio en ello.

Sin embargo, el mundo de hoy es tanto o más cruel y violento que aquel, pródigo en crispaciones y desigualdades pero esencialmente una hipocresía que no quiere explicarse como de aquellos nos convertimos en estos. Sí, tengo múltiples herramientas teóricas para argumentar sobre el capitalismo posmoderno y los aparatos de dominación cultural, pero eso no borra que la persona que encuentro en casi cualquier lugar de responsabilidad de esta sociedad inclemente resulta otro cuarentón con el que supe compartir conversaciones, alguna cerveza e idénticas aspiraciones de algo muy concreto que construíamos en nuestra cotidianeidad frente al mundo de los “viejos”. No parecían necesarias grandes revoluciones, apenas si bastaba con “ser” y cambiar el mundo era apenas un hecho biológico que reforzábamos hacia el futuro cada vez que el hermano más joven de alguno se sumaba a la ronda de cervezas que montábamos en la esquina del kiosco de nuestra preferencia. Un puro hecho biológico, tan sólo bastaba con “ser” y trasmitir ese “ser” mano en mano a los más jóvenes… No funcionó.



martes, 4 de julio de 2017

No es... Pero es


En tiempos de la posverdad la muerte de Alfredo Turcumán el 22 de junio pasado abre una vertiente donde se combina hijaputez y mentecatez en justas dosis, el reclamo de su crimen bajo la categoría “de género” nos habla tanto de una sociedad imbécil como adicta a las simulaciones que disipan todo esfuerzo por tornarla más igualitaria.


NO ES

Alfredo Turcumán no fue asesinado en razón de su género, es ni más ni menos que un caso de violencia doméstica, en principio un crimen pasional ejecutado por una persona que presuntamente concibe sus relaciones interpersonales desde el usufructo y no desde la cooperación, el género de Turcumán no nos informa más de sobre dónde dirigía su libido Claudia Moya que en su accionar criminal no hubiera diferido si fuese lesbiana o practicase la zoofilia, simplemente hubiese cosificado a la pareja como su propiedad cualquiera fuese su género o hasta especie.

El crimen de género exige precisamente que el género sea determinante para su concreción, es decir que se funde en un sentimiento de rechazo sobre el género o en la existencia de una relación de subordinación que cosifica a la persona por su género, ninguno de esos elementos se haya presente en el asesinato de Turcumán y procurar ponerlo en el centro del debate no hace más que procurar deslegitimar el movimiento por los derechos de género al tiempo que deslinda abarcar las reales problemáticas que si nos evidencia.

En primer término, Turcumán es el emergente de una sociedad violenta donde las relaciones interpersonales se rigen por el usufructo utilitarista y no la cooperación entre iguales, si yo cosifico al otro, también podré disponer de él como objeto y “desecharlo” cuando de un modo u otro nos estorba o contraría. No es más que lo mismo que advertimos en la multiplicación de los homicidios en ocasión de robo y la deshumanización del otro que nos rige.

Siguiendo este razonamiento, todo alegato a la cuestión de género no debiera salirse de una búsqueda de anclaje de las problemáticas que un movimiento impulsado desde las corrientes feministas nos ha ayudado a visibilizar y no el reclamo cretinezco que señala: “Plantear las problemáticas de género como dicotómicas implica olvidar que los derechos humanos son para todos. ¿Por qué las personas que militan por los derechos de hombres y mujeres no trabajan en forma conjunta?” (Roxana Kreimer; Activismo por los derechos de la mujer, y también del varón; Diario Clarín; 1º de julio de 2017; https://www.clarin.com/opinion/activismo-derechos-mujer-varon_0_B17r8UVVb.html)

La supina hijaputez de Kreimer no es redimida por una serie de estadísticas como el hecho que un 21 % de las denuncias recibidas por la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema es realizada por varones, sino que es reafirmada cuando alega burradas como el “fraude de la paternidad”. Hombres y mujeres no nos debemos conjunción, sino interrelación desde los puntos de intersección en dos problemáticas necesariamente diferentes y aquí, en estos casos, es que deberíamos tomar la experiencia de las mujeres para dar cuenta de situaciones sobre las que se pueden trazar analogías.

El movimiento por los derechos de género ha, por ejemplo, logrado el agravamiento del asesinato antes circunscrito al vínculo formal se extienda a relaciones de hecho e incluso puramente casuales, lejos de cuestionar este logro, deberíamos ver en su lucha un elemento que permite plantear una antijuricidad igualmente reprobable cuando se da en el contexto de relaciones de uso dónde el género no es determinante. ¿Sería menos reprobable la muerte de Turcumán si no existiese el vínculo formal del matrimonio o, por el contrario, existe una causal que nos permite trazar una analogía a lo ya legislado en torno a la violencia de género? Sin dudas es lo segundo y lejos de que los colectivos encabezados desde el feminismo no hayan trabajado “en forma conjunta”, me encuentro que nos dan herramientas a los varones con las cuales servirnos cuando enfrentamos situaciones análogas, no verlo es idiotez o hijaputez, ante lo cual, dudo mucho que la Doctora Kreimer sea idiota.


PERO ES

Si debemos cuestionar algo al feminismo es la pretensión de exclusividad que alguna que otra vertiente hace sobre el rol de sujeto pasivo de la violencia machista. El hombre también la sufre y en el caso de Turcumán no deja de estar presente aunque su asesinato no responda a una cuestión definida por el género.

Sabemos que una mentira sólo puede sostenerse utilizando partes de verdad y la Doctora Kreimer lo hace muy bien repitiendo estadísticas de población carcelaria, de situación de calle y de riesgo laboral donde sin dudas se demuestra que el mentado Patriarcado favorece muy poco al varón sino que es estructurado para el beneficio de un élite social determinada. En otros términos, si sos un varón de clase trabajadora los “beneficios patriarcales” se traducen en que sufrirás el 90 % de los homicidios, el 90 % de los accidentes laborales, mientras representarás el 80 % de las personas en situación de calle y de los privados de la libertad. Sin ahondar demasiado, para los trabajadores ser varón es ser sujeto pasivo de violencia, incluso machista, desde el nacimiento hasta la muerte.

El relato de Turcumán intentando establecer una denuncia por violencia doméstica ante su esposa Claudia Moya y siendo estigmatizado por el personal policial bajo la consigna “sos un puto” es la palpable evidencia de que el varón sufre también la violencia machista cuando no cumple los estereotipos sociales que se le imponen desde la cuna, y, siendo aún más claro, si no se impone sobre su mujer, si es necesario golpeándola hasta matarla, la violencia machista irá total y absolutamente sobre él porque no es lo “suficientemente” hombre. Algún día, si tenés una cierta capacidad crítica sobre tu propia persona, observás que has vivido todo tu vida convirtiéndote en victimario para no ser víctima repitiendo reflejos condicionados bajo el convencimiento que constituyen acciones voluntarias y… No, no lo son, son reflejos condicionados y eso, mi estimado macho todopoderoso, es una violencia que has recibido pasivamente desde el puto día que te concibieron.

Desde nuestro primer hasta el último día, descubrirás que no has sido más que un animalito de circo amaestrado por el rigor del látigo machista. ¿Cuándo elegiste una carrera pensaste en tu realización o en cumplir el rol social de proveedor siendo económicamente “exitoso”? ¿Cuántas de tus relaciones sexuales escaparon al criterio de “el que elige no coge”? ¿Cuántas cosas realmente elegiste sin contrapesar el “deber ser” impuesto socialmente? El varón es sujeto pasivo de la violencia machista cada día de su vida y en un universo totalmente distinto al de la victimización de la mujer.

Mientras la mujer es reducida al papel de bonito adorno y matriz reproductora, el varón es deshumanizado a medio camino entre el quid pro quo del hombre-máquina y la animalización como pura bestia de carga. Son las dos caras de una misma moneda de un sistema patriarcal que lejos de favorecer al varón sólo lo esclaviza al servicio de una élite social y eso es violencia, primero simbólica, pero tarde o temprano concreta.

Es así, o te asumís que también siendo varón resultas víctima de una violencia machista e interactúas con las mujeres para visualizar tu propia problemática, o hacés como Alfredo Turcumán y vas compungido a tu casa para recibir una puñalada mortal que te crees merecer por no ser “suficientemente hombre”.

No, no es… Pero es.

martes, 13 de junio de 2017

Higui y la hipocresía "agnóstica"


Hasta en los peores momentos existe alguna buena noticia como lo es la excarcelación de “Higui” De Jesús y enseguida nos olvidamos que según datos de 2015 de más de 39.000 personas privadas de la libertad en Provincia de Buenos Aires, un 43 % lo están bajo el régimen de prisión preventiva y otro 13 % sin sentencia firme. ¿Cuántas y cuántos “Higui” más existen que no tienen la fortuna de ni ser mujer o lesbiana? Una bella pregunta totalmente incorrecta desde la politiquería vegana bienpensante de los facebookeros new age.

Festejemos: ¡Con Higui excarcelada tan sólo quedan 16.769 personas detenidas sin más razón que el antojo de un juez! Manga de hipócritas.

Ojo, ojito… El caso de “Higui” De Jesús es una injusticia y ya hace tiempo que debería estar excarcelada cuando toda la evidencia apunta a que ningún fiscal racional pediría más que un homicidio en exceso de la legítima defensa cuya pena se equipara al del homicidio culposo, la cual en general resulta perfectamente excarcelable, pero creer que estos nueve meses de detención y su procesamiento tienen relación principal con su condición de género y definición sexual es propia de los veganos bienpensantes facebookeros agnóstico new age. Sólo en la provincia de Buenos Aires hay otr@s 16.769 Higuis, muchos de los cuales son casos igual de injustos y si aún así no lo fueran basta recordar que el promedio de causas penales que llegan a una resolución ronda un 60 % y sólo la décima parte de estas son condenatorias… En otros términos, desde la pura probabilidad estadística, de es@s 16.769 Higuis menos de 2.400 resultaran penalmente responsables de lo que se les imputa mientras que 14.369 son absolutamente inocentes o cuando menos no se le puede probar la comisión de ilícito alguno.

Sin embargo, al facebookero vegano bienpensante agnóstico esas 14.369 personas le importan entre poco y nada, pero como Higui resultó ser mujer, lesbiana y pobre para el facebookero vegano bienpensante queda bien solidarizarse con ella y no con las 14.369 personas que quizás usen gorritas, sean morochos y tengan gusto por las motos tipo “Enduro”, o, peor aún hasta podrían ser un caso que me comentó días atrás un amigo que trabaja en la Defensoría pública de un chabón que se comió dos años de preventiva, varias violaciones y un intento de homicidio antes de recibir la sentencia absolutoria porque la ex se le ocurrió acusarlo de abuso sobre la hija de ambas… Absolución que no repara dos años de preventiva, ni las violaciones, ni el intento de homicidio, pero… No, el facebookero vegano bienpensante agnóstico, l@s otr@s 14.369 Higuis no le importan, son entelequias, no sea cosa que vaya a enredarse en grises incómodos que lo aparte de su fantasía idealizada de categorías tan perfectas como falsas.

Excarcelaron a Higui, me alegra y sigo atento al desarrollo del proceso para zapatear ante futuras arbitrariedades, cerca de otras 15.000 personas tan sólo en Provincia de Buenos Aires siguen en su misma situación, yo sigo igual de preocupados de ellos que por Higui… ¿El facebookero vegano bienpensante agnóstico? No, ni siquiera estuvo preocupado por Higui, es un puto machista no asumido que va a mirar culos en las marchas de Ni una menos, así de claro y simple.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Cristina y la lealtad


Ojala me resultase llamativo que desde el espacio del FpV, que incluye algo más que el kirchnerismo, todo pareciese discutirse desde pontificar una “lealtad” irracional y acrítica que alude abstractamente a un “modelo” del cual no se hace especificación alguna más allá de una u otra medida que en todo caso serían su consecuencia pero en nada su materialidad.

¿Lealtad a qué modelo, a qué estructura política concreta, a qué?

En vida de Perón e incluso en los primeros años de la recuperación democrática, esa lealtad no estaba en ninguna abstracción mítica sino que claramente la estructura organizativa era el Partido Justicialista que, articulado en lo social por las 62 Organizaciones y asentando en lo ideológico sobre la Doctrina peronista y las 20 Verdades, desplegaba una política de Frente Nacional con distintas organizaciones y agrupamientos afines a su orientación ya coyuntural o ya estratégica.

Éste, en gran medida, fue el error de los compañeros de la Tendencia Revolucionaria en los ’70 sosteniendo que la lealtad al líder por sí sola reemplazaba la subordinación a esa estructura “burocrática” que el mismo Perón había definido de cara a las elecciones de 1951, incluso a costa de la escisión de figuras claves del primer peronismo como la de Cipriano Reyes o la postergación de dirigentes de la talla de Domingo Mercante ni más ni menos. Cooke así lo entendió y en vida siempre se subordinó a la definición de dicha estructura, y, también así fue que lo entendió Alicia Eguren que ante la manifiesta contraposición de dicha burocracia a un proceso de radicalización socialrevolucionaria, rompió con la burocracia y marchó hacia la construcción de un “más allá” del peronismo institucionalizado dentro del malogrado FAS. Es decir, la lealtad marcaba la dicotomía entre subordinarse a la estructura política definida por Perón mismo en 1951 o la ruptura. Cooke mantuvo lo primero, Alicia definió lo segundo y el resto de la Tendencia Revolucionaria se malogró en una tan incierta como ancha “avenida del medio”.

Cuando hablamos del fenómeno kirchnerista vemos que en doce años de ejercicio del gobierno no existió dicha definición organizativa y programática, definición que tampoco se ha dado en este año y medio de repliegue y recomposición tras la derrota electoral de 2015, dónde el FpV sigue siendo la mera suma de sectores afines cuya vida institucional se autolimita al período electoral sin estructuras organizativas unitarias que permanezcan en el tiempo. ¿De qué lealtad podríamos hablar aquí? ¿A la voluntad predestinada y hasta capricho de algún líder mesiánico favorecido por el designio divino? Pues… Eso no sólo que es irracional y apolítico, si no que difiere tangencialmente de las orientaciones políticas que exhiba a quién aquellos que hablan de “lealtad” buscan investir de tal condición.

¿Qué ha dicho Cristina Fernández en este tiempo? Contrariamente al sueño húmedo de un cierto integrismo de leales, la ex Presidente viene sosteniendo que el FpV debe dar paso a un Frente Ciudadano que reconstruya mayorías de cara a la evidencia del neoliberalismo del actual gobierno. Cristina no habla de “globoludos”, por el contrario, reconoce el agotamiento de una gestión de doce años, la cual, aún defendiéndola, marca como insuficiente e incapaz de lograr consensos suficientes para avanzar sobre sectores concentrados de la economía, sí, sí, denuncia el papel de los medios y demás en presentar una salida ilusoria al estancamiento que reconoce en su último tiempo de mandato, pero, ante todo, reconoce el estancamiento y una clara imposibilidad de superarlo si no se alcanzaban esos consensos superadores del FpV… ¿Esto está más cerca de las posiciones esgrimidas por el Movimiento Evita o de alguno de esos casi adorables exabruptos de Guillermo Moreno? La respuesta es demasiado obvia como para subestimarlos al contestarla.

Y sí, también se mete en la coyuntura electoral y se posiciona sobre la estrategia que el FpV debe desarrollar en el corto plazo. Con atino observa que si desde ese espacio se procura llamar a una expansión de consensos en el marco de un Frente Ciudadano no es nada acertado llegar a las Primarias con disidencias a resolver para presentar una estructura monolítica que actúe como faro de atracción a todos los sectores en contradicción con el neoliberalismo y es desde ese que no se postula ni se deja de postular, sino que marca su presencia para superar los eventuales disensos sin dirimirlos en las PASO, ya sea con su candidatura o respaldando otra que en particular el FpV bonaerense definiese en tal esquema. No habla de traiciones ni de operaciones maquiavélicas, sencillamente aporta a la estrategia de conjunto con su propia visión de que las PASO debieran ser un primer escalón en la atracción de voluntades hacia la ampliación de consensos que promueve y que ello es incierto en un escenario donde la disputa interna no ha sido zanjada.

No, no, por supuesto que no es inocente. Hablamos de un animal político protagónico de la vida nacional desde hace más de un cuarto de siglo, de inocente no tiene nada y marca la cancha a potenciales adversarios. Mientras declara que no competiría de ningún modo con Florencio Randazzo subordinándolo como hombre de su espacio y de su confianza, lo cual en la reciente entrevista concedida a C5N remata con la frase donde dice desconocer que éste tenga algún planteo político que se diferencie a los que ella representa, en una ninguneada maestra que casi emparda aquel “en el fondo son todos peronistas” del mejor Perón. Marca la cancha fiel a un estilo propio poco afín a la diplomacia hipócrita y señala con claridad a Randazzo que el límite de su afán de disputa está en las listas de la Provincia de Buenos Aires pero sea cual sea el resultado la conducción nacional seguirá recayendo en ella. Pero sin embargo también y primordialmente marca la cancha a quienes no nombra y especulaban como Randazzo en 2015 con una suerte de bendición de la “líder”, en especial, la Intendente de La Matanza, Verónica Magario, que por peso propio viene proyectándose como eventual candidata a la gobernación bonaerense en 2019. Cristina, muy a disgusto del integrismo fundamentalista, se pone por encima del disenso interno, lo circunscribe al límite de la Provincia de Buenos Aires y advierte a unos y otros que no aprueba llegar a dirimir las candidaturas en la PASO y que si esto sucediera no va a favorecer a ninguno de los sectores en pugna. ¿Se candidatea? No, para nada, sólo lo haría si los sectores del FpV bonaerense no logran otro acuerdo distinto al tiempo que amenaza con presentarse si tal acuerdo se demora y debe presionar con su presencia a ambos grupos para que retiren candidaturas.

Pero volvemos finalmente a qué es “lealtad” y cómo ser “leal”. Pues la “conductora” no se propone al frente de ningún liderazgo mesiánico sostenido en su mera voluntad y hasta capricho como rezan los miembros del integrismo fundamentalista, por el contrario, establece lineamientos políticos en el corto plazo en torno a las emergencias sociales que vivimos y una direccionalidad política de ampliar los marcos de consenso para avanzar hacia un esquema  de mayor restricción a los grupos concentrados, o sea, unos lineamientos que quienes mantuvimos distancia crítica en doce años de gestión podemos cuestionar por insuficientes y  extemporáneos porque así lo habíamos reclamado hace 6 largos años, pero que el integrismo fundamentalista tan sólo debiese aplaudir sin socavarlo en su caza de brujas sobre cualquier mirada positiva mínimamente crítica. Eso debiera es la lealtad a un proyecto que si bien adolece de las mismas faltas que hace dos años, también en la evidencia del neoliberalismo se ve obligado a concretizarse cada vez más.

lunes, 21 de mayo de 2012

YPF: ¿Cuándo?

 ¿Alguien puede negar que la decisión de avanzar hacia la nacionalización de YPF constituye una piedra basal para realmente recuperar la iniciativa estratégica en el marco de políticas económicas de fondo que se perdió a principios de la década del ‘90? La respuesta harto evidente es que no, pero, sin embargo, que los hay los hay. La burda simplificación sería hablar de apátridas, cipayos y todo el palabrerío politiquero carente de sentido que solemos oír desde el ultraoficialismo confesional, empero, la realidad es otra. La realidad, la cruel realidad, pasa por la constancia de un discurso instalado ya hace más de veinte años con los primeros intentos privatizadores encabezados por el funcionario alfonsinista Rodolfo Terragno. ¿La supuesta incapacidad de gestión por parte del Estado? No, ese no es el discurso, sino tan sólo una parte de él. El discurso se refiere a lo lógica general de acumulación del capitalismo en este momento concreto de la historia, y, lo cierto es que este gobierno, al cual apoyo fervientemente no sólo en esta medida sino que en la amplia bastedad de sus lineamientos generales, no ha sabido o no ha querido revertir el trasfondo de este discurso, sino tan sólo “humanizarlo”, por utilizar una terminología bien propia de la posmodernidad.




Sin embargo, estas líneas no son para hablar de eso, que en todo caso es parte del debate estratégico que debemos darnos quienes apoyamos al gobierno frente al ultraoficialismo confesional más allá de la coyuntura política e histórica que nos une. Estas líneas no apuntan a los grupos que se oponen a una medida que en su sentido general debería ser incuestionable, sino que habla hacia aquellos que de modo más rastrero, no impugnan ilógicamente el sentido sino la oportunidad.


Repiquetean en los medios muchos que gritan “Miren cuándo se tomó la medida, hace años que veníamos diciendo esto…” Muchos parten de la honestidad intelectual y política como es el caso de mi querido Mario Cafiero, pero otros no, otros tan sólo buscan diferenciarse a cualquier costa del gobierno y, tanto quieren diferenciarse, que les importa poco si el gobierno acierta o no.


El “cuando” es el leit motiv de esta oposición oportunista y también es la prueba de los intereses a que realmente responden. ¿Cuándo? ¿Por qué no se hizo antes? La respuesta es tan obvia que hasta resulta ridícula… “Porque se hizo cuándo se pudo”


¿Dos años atrás era posible avanzar sobre Repsol? ¿Dos años atrás era absoluta y totalmente necesario avanzar sobre Repsol? No y no. En primer término, Repsol es un instrumento económico del gobierno español y, vale decir, nuestra relación con España es un pilar fundamental de nuestra relación con la Unión Europea. ¿Es fácil avanzar sobre Repsol? No, es una decisión complicadísima desde muchísimos aspectos.


Dos años atrás, ni hablar una década atrás, aún había marco de negociación con Repsol, ni la crisis energética era tan pronunciada hasta antojarse irreversible, ni el problema fiscal que genera era tan acuciante. ENARSA, creada por el gobierno de Néstor Kirchner, podía sin dificultades extremas actuar mediante subsidios para sostener el precio de los combustibles en el mercado interno y le quedaba un resto para invertir en exploración que reemplazara paulatinamente las reservas agotadas. ¿Esta exploración se hizo de modo mucho menor al deseado? Es cierto, pero también lo es que Repsol sistemáticamente incumplió su parte del trato y eso exigió que ENARSA destinase cada vez mayores sumas para sostener el precio de los combustibles. La ecuación es simple, saco de un bolsillo para llenar el otro, al poco rato, tendré nuevamente un bolsillo vacío.


¿Se podría haber denunciado a Repsol por incumplimiento contractual y revocar concesiones? ¿Se podría haber expropiado mucho antes? ¿Se podría haber negociado una compra “amistosa” por parte del Estado de las acciones de Repsol en YPF? La respuesta a todo esto es que sí, pero, también lo es que no se pudo. ¿Por qué? En primer lugar, implicaba una gran erogación de dinero que bien podían ser utilizada en áreas donde la demanda era más urgente (y el Presupuesto Nacional no es infinito como muchos parecen creer). En segundo lugar, nos podría haber traído aparejado un grave conflicto diplomático en momentos donde la prioridad era no abrir nuevos frentes y mucho menos con aliados tradicionales de nuestra política internacional como lo es y lo ha sido España. ¿Alguien con dos dedos de frente piensa sinceramente que siendo una economía defaultada podíamos prescindir de la ayuda española y de su peso específico en ese momento para renegociar condiciones con la Unión Europea? Quién lo piense es un imbécil, es más, no sólo necesitábamos a España sino que la necesitaríamos aún hoy si las cosas no hubieran cambiado para ellos, lo cual nos lleva hacia la tercera razón.


Sencillamente, España hoy no tiene el peso específico que dos años atrás, hoy España es un lastre y no una ayuda. Vemos en los noticieros internacionales a Sarkozy, de una excelente gestión más allá de las diferencias ideológicas, tratando de despegarse a toda costa de la crisis española ante su casi segura derrota en las elecciones francesas. ¿Por qué perdería Sarkozy? ¿No es él quien logró posicionar a la opacada Francia en el marco internacional? Pues bien… ¿Por qué va perdiendo? Gracias a España y gracias también a sus aciertos, es que el reposicionamiento francés en el marco internacional también hace a Sarkozy directamente responsable de las crisis griega y española, y, es justo que así sea. España, junto a Grecia, son las manchas de quien en gran medida llevó la voz cantante de Europa en los últimos años.


España hoy es un aliado incómodo, a punto de perder gran parte de su autonomía política y económica ante las exigencias de Europa, y, en definitiva, la manzana podrida en el cajón. Esta España no es la de hace dos años, Estados Unidos y Europa le dan un enorme abrazo de oso mientras coquetean con nuestro gobierno (véase la catarata de halagos de Barack Obama en la última Cumbre de las Américas). Es más, este es un golpe mortal a la economía española y resulta hasta enternecedor ver a Rajoy mendigando apoyo tan irrelevantes internacionalmente como el de Colombia.


¿Por qué ahora? ¿No les resulta claro? Porque la sangre ya llegó al río en materia energética y no se puede demorar más una decisión. ¿Por qué ahora? ¿No les resulta claro? Porque la posición internacional de España es tan endeble que no nos hace temer vigorosas represalias económicas. ¿Por qué ahora? ¿No les resulta claro? Sencillo, simple análisis de costos y beneficio, simple oportunidad política de actuar. Fue ahora porque se pudo hacer y se hizo necesario hacer… Lo demás, en fin, parafraseemos a Kicillof… ¿Criticaríamos a los hombres de Mayo por no establecer la Primera Junta en el año 3 Antes de Cristo?










Rosario, Abril 21 de 2012