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miércoles, 6 de enero de 2010

Bienvenidos al reino del revés

Posted on 22:19 by Jorge

¿Quién es Martín Redrado? Para hacerla corta y no andar con vueltas, digamos que fue uno de los tantos “jóvenes brillantes” con los que se rodeó Carlos Saúl Menem durante sus dos mandatos presidenciales, en otros términos, un muchachito muy “chic” de Barrio Norte que desde chiquitito aprendió a servir a las transnacionales, así que si alguien allá por 2004, cuando fue designado como Presidente del Banco Central, avizoraba que los caminos de Redrado y de la causa nacional coincidirían seis años más tarde, seguramente que hubiéramos reintroducido el uso de la hoguera para semejante orate que realizaba una afirmación que sólo podía ser obra de una “posesión satánica”, sin embargo, parafraseando a Rubén Blades, este Bicentenario te da sorpresas, sorpresas te da el Bicentenario…



Que este Bicentenario nos agarre con sorpresas que si no terminan siendo hasta gratas, al menos, algo de satisfacción generan, tampoco puede hacernos olvidarnos de quién es Martín Redrado y creernos que ahora, negándose a entregarles nuestras reservas a la banca transnacionalizada, Redrado se ha convertido en una suerte de patriota, porque a pesar que la Asociación de Bancos Privados de Argentina exija a los gritos su renuncia y lo haya declarado enemigo público número uno de la libertad de comercio, el derecho a la propiedad (obviamente privada) y de la seguridad jurídica (que sólo debe, según estos energúmenos, garantizar únicamente las dos cuestiones precitadas), no nos preocupemos que Redrado sigue trabajando para los mismos patrones de siempre y esta inverosímil pero real coincidencia con el interés nacional no es más que esos accidentes que se dan más o menos cada doscientos años en la historia, justito para hacer juego con el Bicentenario.
Ahora. ¿Por qué nos satisface esta sorpresiva actitud de Redrado? ¿Acaso somos furibundos antikirchneristas? Nada más lejano de la realidad, dijimos y decimos que a este gobierno hay que sostenerlo hasta diciembre de 2011 frente a propios y extraños, pero también hemos señalado hasta el hartazgo que la política del oficialismo es buscar una negociación con el bloque hegemónico, negociación que garantice la supervivencia del kirchnerismo tras 2011 como pata progresista de un bipartidismo reformulado. En tal delirio, porque no es una estrategia sino un delirio sin bases en la realidad, intenta presionar al bloque hegemónico con medidas que lo restringen relativamente, mientras que por otro lado le entrega concesiones enormes como los pagos antes de tiempo al Club de París, el veto a la Ley de Glaciares en favor de las mineras y petroleras, o, ahora, el engendro este del Fondo del Bicentenario que le garantiza a la banca privada un negocio fenomenal con el que cierra el círculo iniciado con la estafa del “corralito” allá por 2001.
Meternos en “por qué” un truhán de la calaña de Redrado se opone a una medida radicalmente nociva al interés nacional, es un tanto difícil, como mucho podemos dar una explicación seudo-psicológica recordando que Redrado después de todo es un ortodoxo y ahora que compró un par de libritos de Keynes y anda copado con esas cosas, que le saquen el chiche del Fondo Anticíclico lo ha puesto mal y reaccionó con uno de sus caprichitos muy propio de nene bien de Barrio Norte. Sin embargo, como Redrado es bastante más nocivo que un nene caprichoso, bien hacemos en creer que sus motivos son considerablemente más retorcidos que esta explicación seudo-psicológica, pero, en fin, repetimos, así como cuando vimos que la Sociedad Rural pedía la cabeza de la Presidente Fernández, no nos cupieron dudas de que debíamos tragarnos las diferencias por un rato y cerrar filas con el oficialismo frente a la embestida destituyente, ahora, cuando vemos que la Asociación de Bancos Privados es la que pide la cabeza de Redrado, resulta bastante coherente que reaccionemos exactamente en el mismo sentido y cerrar filas con el “destituido” viendo quienes son los que se ponen enfrente.

El centro de la cuestión: ¿Qué es el Fondo del Bicentenario?
Primero, lo primero, desde aquí, somos alérgicos a las reservas con esteroides que ha acumulado el Banco Central en estos años, al igual que Perón cuando eliminó la garantía en metálico de la moneda nacional, creemos que el mejor respaldo al valor de la moneda no es otro que el desarrollo de la producción industrial y la solidificación del mercado interno. Acumular reservas en un fondo anticíclico “por si hay crisis” nos parece una zoncera y un desperdicio de recursos que debieron utilizarse antes para diversificar la economía y, precisamente, evitar la crisis. Si esto nos parece un desperdicio, seguir manteniendo un fondo anticíclico cuando la crisis se ha desatado, los precios se han disparado y la recesión se siente desde los sectores medios para abajo, esto, en definitiva, ya resulta una irremediable zoncera cuando no, directamente, una muestra flagrante del delirio que implica tratar de ocultar el sol con la mano.
No nos gusta guardar el dinero bajo el colchón cuando no tenés para un paquete de fideos, es alterar el más elemental orden de la vida. Empero, menos nos gusta que, cuando no hay para un paquete de fideos, le paguemos al vecino rico un asado con molleja y todo, al cual, para colmo de males, no nos invita.
El Fondo del Bicentenario es exactamente eso, pagarle un asadito al vecino rico. En concreto implica transferir el 37 % de las reservas, la friolera de US$ 6.569 millones a la banca privada, sí, precisamente, a los amigos de la Asociación de Bancos Privados. Por si no se entendió, vamos a sacar una “banda de guita” de nuestros bolsillos para que los señores que lo estafaron en el 2001 con el “corralito” y en el 2002 con la “devaluación asimétrica” tengan garantía de los negocios que vienen haciendo con esos esos “manguitos” que le soplaron. ¿Lo entendió? ¿No? Bueno, acá le entrego una explicación más fácil: “Loco, te están cagando”. Bueno, y, además, sepa que además que lo cagan, usted va a poner la guita para que lo caguen.
Después está la incompresible aritmética de que, si tengo US$ 18.000 millones, para qué voy a ir a pedir X millones comprometiéndose a pagar a futuro dos o tres veces la cifra que entreguen. Explicar semejante cosa está fuera de nuestro alcance, sirva como humilde recomendación, aquí en Rosario, pasar por el prestigioso Departamento de Matemáticas del Instituto Politécnico Superior y ver si alguien allí puede dar con un teorema que explique tamaña zoncera.
El problema sería, en una versión gráfica, el siguiente:

Amado Boudou: Martincito, querido, liberame unos manguitos de las reservas para nuestros amigotes de Adeba…
Martín Redrado: Amado… ¿Vos estás en pedo?
AB: No… Lo que pasa es que los pibes se pusieron medio pesados y dicen que si no, nos voltean antes del 2011, tirémosle el hueso para que se calmen…
MR: Amado… ¿No te acordas del Megacanje, del Blindaje…? Es la misma que le hicieron al Maestro (n.r.: forma en que estos truhanes se refieren a su mentor: Domingo Felipe Cavallo), en seis meses se nos prende fuego todo…
AB: Tranqui… El “Pingüino” me dijo que tenía todo solucionado…
MR: ¿Cómo con las retenciones? Te recuerdo que trabajamos para Adeba, siempre fuimos garcas, Amado, siempre…
AB: Dejate de joder, Martín…
MR: No me rompas los huevos, no te doy un carajo…

Más gráfico imposible, pero así son las cosas en el reino del revés, donde un truhán como Martín Redrado termina defendiendo el interés nacional y el gobierno “nacional, popular y profundamente transformador” (sic de Luis D’Elia, quién antes decía lo mismo del interregno de Duhalde) hace frente común como Adeba y avanza con un cavallista de la vieja guardia como Mario Blejer. Cómo diría un conductor televisivo que tuvo su momento de gloria hace un par de años: ¿Vos de qué lado estás…?

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